jueves, 23 de abril de 2015

UNA MARAVILLA DE 23 AÑOS





La propuesta arriesgada.

El Madrid, después de una ida deslumbrante pero sin rédito, se presentó con el molde pero sin una pieza. Y la más importante; el interior derecho. La baja de Modric era la trascendente por no haber encontrado en la plantilla un sustituto de garantías en sus anteriores ausencias. Todas las demás bajas si están bien cubiertas, pero en esta, los especialistas, ni Illarra, ni Khedira, ni Lukas Silva habían convencido. Tanto era así que en el mismo momento de lesionarse el croata, Ancelotti, ya lo tuvo claro y se fue a hablar con Ramos, por si estaba dispuesto (mero trámite, ya sabía que sí). Carlo sabía que el partido precisaba de su pragmatismo y paciencia, mucha paciencia. Con Sergio en esa posición, aún no siendo una decisión popular, dotaba al equipo de seguridad táctica y superioridad aérea, teniendo en cuenta que el rival en los anteriores partidos solo había inquietado en estrategias, esa premisa anulaba su única amenaza. La otra; la prolongación larga y segunda jugada con Mandjukic se había neutralizado bien con Luka, así que con Ramos estaría aún mejor defendido en las transiciones, una de las cosas que hace bien el Atleti, -además de defender-, pero que anoche con esa propuesta Carlo capó. Una decisión poco elegante pero efectiva.



Ritmo modesto, insistencia perseverante.

 En primer lugar se notó ese sosiego en las líneas maestras del juego blanco. Su posesión, al contrario que nomalmente, se basó en un control absoluto, sin riesgos. Más horizontal que nunca. Con Varane, Kroos en el pivote, Isco  en la izquierda y Ramos en la derecha, el Madrid tenía ejes seguros en cualquier parte de su salida y nunca arriesgó hasta cuando el reloj apremiaba. Sus ataques  eran anchos y  poco incisivos, (era la factura por la opción Ramos) pero no importaba, la pelota tenía que llegar arriba sana y salva y, una vez allí, cuando el robo atlético no era una amenaza, el cuchillo punzante que supuso Chicharito y James, sumada a la omnipresencia ofensiva de Cristiano, ya causaría sus daños. Y fue precisamente una combinación entre los tres atacantes blancos el que origina el tanto. Su movilidad fue una fusta para la mejor defensa de Europa. El Real, aún yendo a ritmo modesto, lució un control absoluto, requería una solución defensiva diferente para cada ataque, lo cual dejaba al Atlético en una posición distinta tras cada recuperación, propiciando unas pérdidas que tarde o temprano iban a acabar en gol. En el 87, el Chicharito tenía el premio a la perseverancia y a la humildad que en un momento u otro el fútbol te da. Nunca dejó de intentarlo poniendo la pimienta que requería el partido. Fue una pesadilla para Godín, que hasta le vimos perder duelos constantemente. Algo inédito. Que fuera por insistencia y no por calidad, quizá sea el motivo por el que el mejicano se ha ganado definitivamente al Bernabeu.




Los hombres de la eliminatoria

Los dos hombres de la eliminatoria fueron Oblak y James. El portero se consagró con múltiples paradas y hasta 5 manos a manos solventados con una seguridad y un aplomo que dejó vivir a su equipo durante los 180 minutos prácticamente. 5 manos a manos que directamente no se recuerdan en una eliminatoria de este calibre. Territorialmente, dominó a Chicharito, James y Cristiano, como hacía Buffón cuando era el amo del mundo. Lo del colombiano ya se sabía de antes. Su temporada es un escándalo. Esperábamos a un hombre con una buena zurda, y nos hemos encontrado a un centrocampista total agigantado con esa camiseta. Asumiendo que se iba a tener que sacrificar para aspirar a trascender como lo hizo Di-María, el resultado es un futbolista sideral; velocidad asociativa, insistente movilidad, inteligencia táctica, lectura de juego precisa en la toma de decisiones, conducciones en todas las partes del campo y una zurda deliciosa capaz de someter constantemente al rival con auténticos bombardeos de precisión al área. Una maravilla de solo 23 años. Fue, en un segundo plano, el mejor futbolista de campo.





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