lunes, 19 de septiembre de 2022

Fede, el plan de partido y los Sprints invisibles.






LOS SISTEMAS.

El sistema 4-3-3 resulta ser el mas dominante, contundente y exitoso de los últimos tiempos. Sólo hay que repasar los sistemas de los equipos ganadores en una historia reciente que quiere proponer. La amalgama del Pep cockteleante de Sachi y Cruyff sigue asentando bases inequivocas y dictaminantes. Sin embargo,  un nuevo catalogo de sistemas naturalizados, y adecuados a un presente mas escervescente,  amenaza una nueva era de fútbol  dinámico, destelleante y habil de transiciones. 

 La Champions del Chelsea en 2021 son un conato de ello. Pero la siguiente temporada se empeñó en negárselo. Liverpool, Real Madrid y Manchester City, semifinalistas son la prueba de una resistencia. Todos ellos, sobre todo los ingleses, coinciden en características; un sólo mediocentro, dos interiores esencialmente propositivos,  y tres jugadores de ataque altamente desequilibrantes. Y digo sobre todo los británicos porque el Madrid lo quebranta en dos facetas diferenciadoras: el plan de partido y Fede Valverde como falso extremo. O dicho de otra manera; el falso 4-4-2. 




EL PLAN DE PARTIDO.


La versatilidad de la plantilla y la experimentada diligencia de Ancelotti han permitido la posibilidad, de, en función del adversario, el momento físico y del calendario, adecuarse a los diferentes contextos. Y en esos términos la inclusión de Fede (presunto centrocampista), a la línea atacante, le otorgan, a diferencia de lo esperable, ventajas tácticas plausibles y ocultas. Mientras que éstos adversarios son más inmóviles en este sentido, los blancos recogen frutos de su lábil ductilidad. El Uruguayo, cuando juega ahí, a pesar de restar en la faceta principal del extremo atacante ( el encaramiento y la diagonal hacia adentro y generar superioridad) sí le permite con su incansable recorrido dibujar en defensa un 4-4-2 con un centrocampista más, y con el consecuente estiramiento y  la conducción del Pajarito, generar superioridades tácticas en lanzas. Y por consiguiente la recuperación con presión, o en su defecto si no se consigue, la vuelta en transición defensiva. En definitiva;  ésta variante en partidos de altos vuelos, supone un encaje de pieza representativa del fútbol moderno que ha llegado para quedarse; el futbolista remozado, fresco y versátil que le ha venido como agua de mayo al Real Madrid en su transgeneración para volver a ganar en el trance. Federico representa mejor que nadie la afanosa ductilidad y dinamismos como recursos en pos del conjunto,  y su espíritu de sacrificio grupal parecen contradecir al Big data y los fútiles ejercicios de cábalas.

Las carreras invisibles ( fuera de foco), y los esfuerzos superpuestos, que cuando se logran en sinergia, diferencian entre un equipo sacrificado y equilibrado, con uno que no. Uno que entre dudas y pese al aparente adocenamiento consigue logros ímprobos y otros que se quedan en el camino.

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