Se redimían mediante fintas de seguridad, pases de sosiego y disparos decididos, con una soltura abrumadora.
La decadencia local conjura la obediencia, como la cama sin deseo, o el empleo sin vocación, y el liberado por un día tiene mucho que vengar. Los grandes escenarios sacan sus más recónditas actitudes.
El barroquismo de él y los suyos tiene en las noches su justificación. Su aparente impasible gesto, parece estar siempre comprometido con los suyos , como dando ese hálito de certidumbre que necesita alguien que aún vive en la precariedad .Una templanza arremetedora que dejó abrumado al conjunto, al que sólo le quedó sufrir y resistir como salida normalizada del desamparo hacia el embustero éxito.
Los suyos pudieron equivocarse en el pasado, una vez, o varias, pero su oficio es indulgente y siempre les da, como a él y a los proscritos, una segunda oportunidad.
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